España presentará la candidatura en marzo de 2022 ante la Organización de las Naciones Unidas
La cultura sidrera asturiana será la candidata que presentará España en marzo de 2022 ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para su inclusión en la Lista Representativa del Patrimonio Mundial Inmaterial. El Consejo de Patrimonio Histórico Español ha tomado esta decisión, a propuesta de la Consejería de Cultura, Política Llingüística y Turismo del Principado, en su reunión semestral, celebrada en Menorca.
El acuerdo supone un paso decisivo para lograr el reconocimiento de la Unesco, después de más de ocho años de trámites que se iniciaron con los preparativos para la declaración de la cultura sidrera como bien de interés cultural inmaterial. Posteriormente, el Gobierno del Principado constituyó un grupo de trabajo, formado por representantes de la denominación de origen protegida (DOP) Sidra de Asturias, antropólogos, historiadores y estudiosos, que se encargó de elaborar el expediente técnico analizado ahora por el organismo encargado de seleccionar las candidaturas españolas a patrimonio mundial inmaterial.
La inclusión de la cultura sidrera en la lista de patrimonio inmaterial reforzaría el sentimiento de estima que la comunidad siente hacia su producto más identitario. Además, contribuiría de modo decisivo a difundir el respeto por unas prácticas y tradiciones que otorgan sostenibilidad al mundo rural autóctono. El reconocimiento también ayudaría a revitalizar las actividades agrarias ligadas a la producción de la bebida y a dinamizar el sector, además de impulsar las actividades turísticas y hosteleras.
El expediente se presentará en marzo de 2022 ante la Unesco y, a partir de entonces, se abrirá un proceso de evaluación por parte del alto organismo internacional que durará algo más de un año.
Los argumentos clave que justificarían la inclusión de la cultura sidrera en la lista de patrimonio inmaterial son los siguientes:
- La sidra no solo es un producto fundamental de la economía asturiana, sino también un referente simbólico, parte consustancial de la identidad colectiva y de una cultura con personalidad propia, diferenciada de las de otras zonas europeas productoras (País Vasco, Normandía, Bretaña o Inglaterra).
- La cultura sidrera incluye un conjunto de prácticas vinculadas a procesos de producción, distribución y consumo que se vienen desarrollando, al menos, desde la Alta Edad Media.
- La sidra ha favorecido a lo largo del tiempo relaciones y vínculos entre un producto de la tierra de origen campesino, un territorio y una población. Se han desarrollado conocimientos locales y se han desplegado prácticas generadoras de espacios de producción y de consumo idiosincrásicos que persisten hoy. Su riqueza cultural se refleja en un vocabulario específico y original en lengua asturiana.
- El escanciado, manera típica y exclusiva de servir la sidra, es la práctica que aporta mayor grado de diferenciación.
- El conjunto de prácticas ligadas a la cultura sidrera supone un elemento identificador de lo asturiano y uno de sus principales emblemas. Además, estimula la formación y el refuerzo de vínculos sociales que confieren pertenencia y continuidad a la comunidad.
- La cultura de la sidra es un ejemplo de respeto entre individuos, grupos y comunidades. Tanto en sus formas tradicionales como en las más adaptadas a los nuevos tiempos, el consumo del caldo regional se lleva a cabo de manera preferentemente comunal y favorece el encuentro de personas de procedencias y sectores sociales diversos. Prácticas firmemente arraigadas como el compartir vaso a la hora evidencian la dimensión fraternal y socialmente abierta de la cultura sidrera.
- El escanciado también es un buen reflejo del respeto mutuo fomentado por la cultura sidrera. En los numerosos concursos de escanciado celebrados en la comunidad participan a menudo personas llegadas de fuera de Asturias, incluso de otros continentes. Además, entre los miembros de los jurados figuran habitualmente mujeres, al igual que en organismos como la Asociación de Escanciadores de Asturias, cuya presidencia recayó durante años en una mujer.
- La sidra como símbolo y producto de la manzana remite a un paisaje natural cuyo respeto forma parte consustancial de la identidad asturiana. Así, la combinación de tradición y adaptabilidad de la cultura sidrera está en el eje de estrategias de desarrollo sostenible.